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Legado italiano en la música y en la cultura dominicanas

entonces por Danilo Belardinelli, Fulvio Montanaro,

Luigi Fusilli y el propio Montelli, quien luego sería

fundador y director del Cuarteto Ars Nova, junto a

los maestros Jacinto Gimbernard (violín), François

Bahuaud (cello) y Giovanni Costantino (viola), en

la capital dominicana.

En Montelli su innato perfeccionismo y natural

curiosidad le hicieron sobresalir en el campo de la

crítica musical. Pero entre sus múltiples facetas merece

también destacada mención la de ser un especialista

en la técnica de sonido, conocimiento que adquirió

en un curso en la

B

bc

de Londres.

En La Voz Dominicana ocupó por largos años el

cargo de director del Departamento de Grabaciones

y su labor desarrollada en esta área fue fundamental

para la creación de la más importante discografía que

registre la historia de la radiodifusión en República

Dominicana, al punto que importantes artistas

extranjeros tenían marcadas preferencias para que

sus grabaciones fueran hechas en los estudios de esa

institución. Francesco Montelli se mantuvo activo

como violinista de la Sinfónica hasta 1965.

Vivió en Santo Domingo hasta su fallecimiento,

el 14 de abril de 1966 y pidió ser enterrado en esta

ciudad, donde dejó, en el ambiente musical y social,

indelebles recuerdos tanto por sus extraordinarias cualidades artísticas como por su generosa y humana

personalidad. Su nieta

M

aria

P

ía

M

ontelli

estudió canto en Italia y su bisnieta

M

ariangela

F

ranco

M

ontelli

(hija del bajo dominicano Moisés Franco Trujillo), quien heredó de él la inclinación hacia el

violín, en la actualidad desarrolla una brillante carrera en Italia, en ruta ascendente hacia el éxito.

En el segundo grupo de músicos italianos contratados por La Voz del Yuna, que llegó cinco meses más tarde,

el 9 de julio de 1947, vinieron ocho nuevos profesores, todos del más alto nivel académico y artístico: Roberto

Caggiano (director de orquesta), Lorenzo Ticchioni (cornista), Silvana Samproni (violinista), Laura Girardi

Cacciapuoti (arpista), Sydney Gallesi (oboísta), Maria Luisa Faini (pianista) y el dúo de pianistas formado

por Mario Carta y Enrico Cagna-Cabiati. Este conjunto de músicos sentaría cátedras durante su estadía en el

país y las huellas de su destacada labor todavía son palpables.

R

oberto

C

aggiano

nació en Potenza, provincia de la región de Basilicata, en Italia. Estudió armonía,

contrapunto y composición con Bernardino Molinari en la Academia de Santa Cecilia de Roma, donde

debutó como director con la orquesta del Augusteo y dictó la cátedra de armonía.

Llegó a la capital dominicana el 9 de julio de 1947, contratado por José Arismendi Trujillo, para organizar una

orquesta sinfónica en La Voz del Yuna con músicos italianos y de otras nacionalidades. Aunque el proyecto

original no se hizo realidad, a él le siguió la creación de la Orquesta de Arcos dirigida por el propio Caggiano,

integrada por músicos italianos al servicio de la empresa, que presentaba semanalmente un programa especial

a través de esa potente emisora de radio.Al finalizar su contrato de dos años, en 1949 Caggiano regresó a Italia,

pero al año siguiente ya estaba de vuelta en Santo Domingo, donde José Arismendi Trujillo lo había mandado

a buscar para que se hiciera cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional que había entrado en crisis con su director

titular en ese momento, el mexicano Abel Eisenberg.

La soprano Mara de

Martini y el barítono

Rafael Félix

Gimbernard en la

primera Noche de

Ópera.Teatro Olimpia.

Orquesta Sinfónica

Nacional y su director

titular Roberto

Caggiano, en el salón

de actos de la

Dirección General de

Bellas Artes, actual

Museo de las Casas

Reales, en 1951.