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Legado italiano en la música y en la cultura dominicanas

básicamente, en la consolidación de las bandas militares, convertidas en verdaderas «bandas sinfónicas», por

estar integradas en su mayoría por los músicos más destacados de entonces. En aquel momento deplorable para

la cultura musical del país, la presencia providencial de un descendiente de italianos de la región de Ravello,

José de Jesús Ravelo (1876), reivindicando la herencia artística de sus ancestros, vino a llenar con creces ese

largo periodo de abandono oficial en la formación musical de los dominicanos. Su dedicación absoluta a

esta noble labor, de manera altruista, habría de convertirlo, con el correr de los años, en figura patriarcal de la

música de la República Dominicana.

El interés de Ravelo por la música parece haberse despertado originalmente a través de conversaciones sostenidas

con los hijos del escritor dominicano Manuel de Jesús Galván y sus únicos estudios formales (de teoría, solfeo

y clarinete) los había realizado con Juan Francisco Pereyra. Toda su formación posterior la adquirió por sí

mismo, convirtiéndose en uno de los autodidactas de más vasta cultura musical de nuestro país. La pasión

de su vida fue la música de Giuseppe Verdi y él mismo se llegó a considerar discípulo del gran compositor

italiano.

En 1894, con apenas 18 años, Ravelo fue nombrado director de la Banda Pacificador, que dirigió hasta el

1900. Cuando Eugenio María de Hostos introdujo en la educación musical el canto coral, él fue el primer

maestro de esta materia en el país, además de profesor de música en el Instituto Salomé Ureña y en el Colegio

Santo Tomás.

En 1904, por iniciativa de Juan Bautista Alfonseca se funda el Octeto del Casino de la Juventud, que bajo la

dirección de José de Jesús Ravelo daría a conocer la música de los grandes compositores de la música italiana.

En 1908 funda el Liceo Musical y en 1920 es designado director de la Banda Municipal. En 1928 fungió como

presidente del Primer Congreso Dominicano de Música y en 1931 fue director artístico de la emisora

H

ix

.

El 7 de abril 1939 se presenta por primera vez su

Oratorio La muerte deCristo

en la BasílicaMetropolitana, cantado

a cuatro voces por un coro mixto de 60 voces y una orquesta de 40 instrumentistas y esta obra, convertida ya

en la tradición de Semana Santa, se mantiene vigente todavía, hasta el 2019. El 23 de marzo de 1940 José de

Jesús Ravelo es investido por el Gobierno dominicano con la Orden de Duarte, Sánchez y Mella en el grado

de Oficial.

En la década de 1940 el estallido de las guerras europeas traería a tierras dominicanas primero a una serie

de exiliados españoles, figuras del más alto nivel (compositores, escritores, periodistas), y durante ese mismo

período los Estados Unidos de América, por razones estratégicas, vuelcan pródigamente el mejor arte hacia los

países situados al sur de los Estados Unidos. Estos cambios se verían reflejados en poco tiempo en el contexto

cultural dominicano.

El 1 de julio de 1940 el Gobierno dominicano crea la Dirección General de Bellas Artes, bajo la dirección del

doctor Rafael Díaz Niese; el 5 de agosto de 1941, la Orquesta Sinfónica Nacional dirigida por el pianista y

compositor español Enrique Casal Chapí; el 1 de marzo de 1942, mediante Ordenanza del Consejo Nacional

de Educación, queda clausurado el Liceo Musical (fundado por Ravelo en 1908) y se crea el Conservatorio

Nacional de Música y Declamación, que pasa a ser dirigido a partir del 13 de enero de 1942, por el reputado

maestro alemán Edvard Fendler y el 29 de enero de 1942 Luis Rivera toma posesión como nuevo director de

la Banda del Consejo Administrativo (antigua Banda Municipal) en sustitución del maestro José de Jesús

Ravelo, quien la había dirigido por más de 25 años.

En esa nueva coyuntura del área cultural, la venerada figura del maestro José de Jesús Ravelo, favorecido

con una jubilación, pasaría a ser considerada desde entonces como una de las más sobresalientes de la música

nacional, por sus obras y su prolongada y eficaz labor educativa. Una importante calle de la capital lleva su

nombre y la sala de recitales del Teatro Nacional fue designada en 1973 como «Sala Ravelo».

M

ary

S

iragusa

realizó sus estudios musicales en el Liceo Musical y posteriormente fue alumna de la

profesora y pianista germano-cubana Manuela Jiménez, radicada en Santo Domingo en la década de 1940.

Fue nombrada profesora del Conservatorio Nacional de Música y Declamación desde su creación, el 1 de