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Escultores italianos en la República Dominicana
de los Españoles a la isla que incluye la leyenda: «12 octubre 1492. Inicios colonización en América».
Otra puerta lateral, a la derecha, presenta en el registro superior una imagen de san José y en el inferior el escudo
nacional con la fecha de la Independencia, 27 de febrero de 1844. Al centro el escudo de Monseñor Polanco
Brito y la inscripción «
Arzobispo Hugo Eduardo Polanco Brito, primer Obispo de Santiago, 1958-65, Administrador
apostólico de Santo Domingo 1966-70, Arzobispo Coadjutor de Santo Domingo, 1970-75, segundo Obispo de Higüey,
1975…dedica esta puerta de bronce a Nuestra Señora de la Altagracia, 15 de agosto de 1988, Clausura del “Año Mariano”
».
En el entramado que soporta las puertas aparecen escudos del Nuncio Apostólico Blasco Francisco Collaço,
Cardenal O. A. Beras (Octavio Antonio Beras Rojas), Obispo Pepén (Juan Félix Pepén Solimán, primer
Obispo de la diócesis de Nuestra Señora de la Altagracia), Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, Ar-
zobispo de Santo Domingo y los de los obispos de las diócesis existentes en 1988: La Vega, J. A. Flores (Juan
Antonio Flores Santana); Santiago, R. Adames (Roque Adames Rodríguez); San Juan de la Maguana, T.
F. Reilly (Thomas Francis Reilly) y R. Connors (Ronald Gerard Connors); Barahona, F. M. Rivas (Fabio
Mamerto Rivas Santos); San Francisco de Macorís, Jesús Moya (Jesús María de Jesús Moya); Mao-Monte-
cristi, J. P. Abreu (Jerónimo Tomás Abreu Herrera); Baní, P. Tejeda (Príamo Pericles Tejeda Rosario).
El pórtico está enmarcado por una hermosa recreación del naranjo, árbol donde cuenta la tradición que posó
la imagen de la Virgen de la Altagracia. Ramas de naranjo adornan interespacios entre los paneles centrales y
puertas laterales. Los ocho paneles centrales tienen composiciones muy similares con figuras humanas a la de-
recha e izquierda de cada uno (excepto uno en el que aparece un árbol) y el tema principal trabajado al centro.
Este diseño otorga coherencia y equilibrio al conjunto no exento de cierta monotonía.
Las puertas de la Basílica de Higüey constituyen una obra monumental de 38 metros cuadrados de bronce con
baño de oro de 24 quilates cuya inauguración se llevó a cabo al mediodía del sábado 10 de septiembre de 1988,
con la asistencia del Presidente Balaguer, el Vicepresidente Carlos Morales Troncoso, miembros del gabinete
presidencial, el Nuncio de Su Santidad, Monseñor Blasco Francisco Collaço, el Arzobispo de Santo Domin-
go, Monseñor Nicolás de Jesús López Rodríguez y varios obispos del País, autoridades civiles, municipales y
militares. Monseñor Polanco Brito realizó la descripción de la obra a los presentes, reveló que su costo fue de
RD$2,5 millones, suma aportada por el Gobierno dominicano y que «
estas puertas de bronce con baño de oro para
protegerlas del castigo del salitre que emana del Mar Caribe que baña a esta región en su conjunto son únicas en el mundo, porque
no son incrustadas entre paredes, sino un conjunto maravilloso de tres puertas, rodeadas de un árbol de naranjo, para llenar el
hueco que permite la entrada al templo
».
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Las puertas de Gismondi fueron bendecidas en Roma por el Papa Juan
Pablo II, el 1 de junio del mismo año.
Sin embargo, el acto fue opacado por el paso del huracán Gilberto que azotó la costa suroeste del País la noche
del 11 de septiembre de 1988.
Obra de Tommaso Gismondi es también el conjunto de los símbolos de los evangelistas (el águila de san Juan,
el hombre de san Mateo, el toro de san Lucas y el león de san Marcos) que se encuentran en la puerta este de la
plazoleta de los Curas, aledaña a la Catedral de Santo Domingo en su acceso sobre la calle Isabel la Católica
de la Ciudad Colonial. Las piezas en bronce están adheridas a una banda de hierro en el centro de la puerta y
todas las figuras son aladas. Estas pequeñas obras fueron las últimas realizadas por Tommaso Gismondi para
la República Dominicana.
Como hemos podido constatar, a lo largo del siglo
xx
fue notable la producción de obras de arte público para
la República Dominicana por artistas italianos. Ellos inmortalizaron para la memoria colectiva figuras clave
en la historia dominicana, como Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánchez, Ramón Matías Mella y
Gregorio Luperón, así como fuentes, puertas y conjuntos escultóricos, además que, en su momento, el dicta-
dor Trujillo contrató los servicios de Aurelio Mistruzzi. Las obras realizadas por Arturo Tomagnini, Nicola
Arrighini y Tommaso Gismondi han demostrado y reafirmado su calidad artística al perdurar en el tiempo,
desafiando los embates de huracanes, terremotos y vandalismos para ser, hoy por hoy, parte importante del
patrimonio artístico dominicano.