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El ingeniero Guido D’Alessandro y la construcción del Palacio Nacional

sociedad, donde la imparcialidad de la justicia se

hace representar por una invulnerabilidad de formas

que garantizan, simbólicamente, la equidad de su

función. Esas columnatas, adosadas a un robusto

cuerpo macizo y cúbico de planos apenas elevados y

fenestrados por insinuaciones manieristas, lo hacen

resistente a intentos de intervenciones en sus cuatro

fachadas. Su simetría legible en la ritmicidad de los

huecos de paso y ventilación, realzados estos con

relación a la proporción altimétrica del edificio, no

deja dudas de su condición estilística, evidentemente

dependiente de los más estereotipados pensamientos

de la época.

El otro edificio es el Palacio Nacional.

Este se ubica en las proximidades del centro histórico

y monumental de la ciudad, lo cual permite acercar

las afirmaciones de Roberto Segré a los ejemplos

dominicanos como base de sustentación a sus

juicios. Claro está, que ello era posible porque las

dimensiones de la ciudad eran tan reducidas que

así tenía que ser y no de otra manera. La pereza

del crecimiento de la ciudad de Santo Domingo,

supeditado al desarrollo económico, impedía

que pudiera verificarse un proceso diferente, en lo

cuantitativo y en lo cualitativo. Pero para el caso

del Palacio Nacional, el historicismo ecléctico

se abre explícitamente a un marcado acento de

intensa presencia neoclasicista e irrefutable herencia

italiana, tan socorrida como aptitud gráfica de

ostentación al mismo tiempo que representativo,

en lo formal, como símbolo del ansiado equilibrio,

el balance, la seguridad, el prestigio, el orgullo,

la monumentalidad y la serenidad o frialdad que

darían significación a su emplazamiento y que

se lograron con el ritmo y las proporciones de

unas simetrías casi perfectas, por lo menos en los

tratamientos de las cuatro fachadas.

El diseño del Palacio, realizado entre 1939-44, es

muy probable que fuera influido, en lo estético,

por un conjunto de realizadores dominicanos

y extranjeros con formación Beaux Arts: entre

ellos podrían citarse al puertorriqueño de origen

español Benigno de Trueba y Suárez (ver nota

18

), al

dominicano de origen francés Henry Gazón Bona

(1907-1982) y al dominicano nacido en Las Matas

de Farfán Humberto Ruiz Castillo (1895-1966).

Modelo a escala de la

propuesta original para

la sede del Gobierno

de la República

Dominicana.

Grupo de ingenieros

de la ADIA (Asociación

de Ingenieros y

Arquitectos)

acompañados por sus

cónyuges, en una

visita al Palacio del

Ejecutivo, en

construcción.

Diagrama de la cúpula

del Palacio Nacional y

cálculos parciales.