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Presencia italiana en Santo Domingo 1492-1900
hacía constar que esas mercancías habían sido importadas de Francia e Inglaterra, vía Curazao y que habían
llegado a bordo de la goleta «Isabel». La lista es muy variada: sombreros de «panza de burro», zapatos de niño,
medias botas para señoras, medias botas de zapatillas, irlandas de hilo, muselinas de colores, crehuelas de hilo
blancas y de colores, «prusianas» en piezas, madapolán blanco, algodón amarillo, toallas, medias blancas de
algodón, hilo de carretel, «bogotanas», frazadas de algodón, dril acartonado, dril de algodón blanco superior,
medias para niños, medias de diversas clases para hombres, medias para señoras, camisas de algodón blancas
para hombres, pañuelos, «
y además ofrecen un variado surtido de mercancías y efectos comestibles, que tienen existentes en su
almacén
». En los documentos más tempranos que hemos encontrado aparece Canevaro efectuando sus negocios
bajo la razón social Nicolás Canevaro y Cía, la cual posteriormente cambió a A. Canevaro y Cía.
La importancia de los hermanos Canevaro y, particularmente de Nicolás, no solo radica en su amplio ho-
rizonte de negocios que efectuaban tanto en Santo Domingo como en Génova, sino también en haber sido
responsables de la venida a la República Dominicana de un jovencito nacido en Zoagli, en 1847, que estaba
llamado a convertirse en el fundador de la principal dinastía empresarial del País: Juan Bautista Vicini Cáne-
pa, más conocido familiarmente como Giobatta. Giobatta llegó al País entre los doce y trece años (entre 1859
y 1860). Pasó los cinco años siguientes como aprendiz en Nicolás Canevaro y Cía. y comenzó a proyectarse
independientemente a los 18 años cuando su protector se retiró de los negocios y lo hizo socio de la compañía.
Teniendo Vicini esa edad, en fecha 5 de junio de 1865, salió publicado en la
Gaceta de Santo Domingo
un aviso
que lee: «
Los que suscriben hacen saber al público que por mutuo convenio, la casa que giraban en esta plaza bajo la razón
social de Nicolás Canevaro &Compañía, continuará los mismos negocios bajo la razón social de Antonio Canevaro y Cía.,
habiéndose retirado de ella Don Nicolás Canevaro y entrado como nuevo socio Don Juan Bautista Vicini. Santo Domingo 1º
de Junio de 1865. N. Canevaro y Cía.
».
En aquellos momentos el País recién salía de la llamada Guerra de la Restauración, librada por los domini-
canos para poner fin a la anexión de la República Dominicana a España. Las tropas españolas abandonaron
el País en julio de 1865 y en octubre el nuevo Gobierno nacional creó una Comisión encargada de supervisar
la impresión de los primeros billetes de moneda nacional que debían reemplazar las papeletas españolas, así
como el viejo papel de moneda dominicano todavía en circulación. En enero del año siguiente, Vicini, con
apenas diecinueve años, aparece firmando junto con cinco ciudadanos de mayor edad las actas de esa comisión
que vigilaba la impresión de los pliegos de billetes de 40, 20 y 10 pesos nacionales. Dos años más tarde, a la
edad de veintiún años, Giobatta aparece por primera vez en los libros de Hacienda como acreedor personal
del Gobierno dominicano por la suma de cien pesos registrada en una hoja de «pagos por diversos conceptos»,
en lo que hasta ahora parece ser la primera operación comercial de Vicini Cánepa como individuo, no como
empleado o representante de las compañías de Canevaro. En esa transacción su nombre fue registrado como
Juan Bautista Bichini.
A partir de entonces, Vicini Cánepa no cesó de crecer en los negocios. La exportación de maderas le generaba
continuos excedentes en moneda fuerte que él aprendió a utilizar para hacer préstamos al Gobierno, como lo
hacían otros extranjeros en Santo Domingo, y también para atender a las crecientes demandas de créditos de
la población civil en una época en que no había bancos. Así, gradualmente, y mediante una férrea disciplina
personal y un alto sentido de organización, Vicini Cánepa fue convirtiéndose en uno de los principales presta-
mistas de la ciudad sin dejar de ser comerciante exportador e importador, y manteniendo además la casa comer-
cial original que vendía todo tipo de mercancías, nacionales e importadas. En 1880 también lo encontramos
operando como inversionista asociado en varias «juntas de crédito», nombre que se les daba a los sindicatos de
prestamistas organizados en las principales ciudades (Puerto Plata, Santiago, Santo Domingo) para avanzar
fondos al Gobierno, casi siempre con la garantía de los ingresos aduaneros. Vicini Cánepa participó en los
inicios de la «revolución azucarera» fomentada desde el Estado por los dirigentes del llamado Partido Azul,
pues sirvió de prestamista individual a varios inversionistas extranjeros que quisieron instalarse en el País para
aprovechar las franquicias y los privilegios fiscales que otorgaba el Estado a aquellos capitalistas que querían