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Ciencia y protección ambiental para el desarrollo agrario
y semillas de plantas útiles. En estos se realizaban los diversos trabajos de importación, aclimatación, cultivo y
multiplicación de las plantas extranjeras, incluidas plantas ornamentales y las que formarían parte del Jardín
Botánico. Dichas instalaciones eran distintas de los viveros de plantas con que contaba la Estación, las que
luego eran distribuidas para la siembra; plantas y estacas entre ornamentales, forestales: principalmente caoba,
industriales y medicinales, Eucaliptus; frutales: principalmente mangos; textiles: sisal y henequén; estacas y
plantas forrajeras: yerba elefante, caña japonesa, yerba Guatemala, entre otras. Además de semillas de los
mismos tipos de plantas, excepto caoba (pequeñas cantidades también eran enviadas a Colombia, los Estados
Unidos de América, Italia, Alemania y otros Países).
A mediados de 1927 el Colegio produjo su primera cohorte de nuevos técnicos. El ministro Espaillat expresó
su satisfacción en la memoria correspondiente: «
En el mes de julio tuvo lugar la investidura para la entrega de los títulos
de Bachilleres en Ciencias Agrícolas, a los jóvenes graduados después de dos años de continuos estudios
».
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Estos pasarían a
ocuparse como Instructores de Agricultura e Inspectores de Frutos de la propia Secretaría de Agricultura e
Inmigración en distintos puntos del País. Refirió, asimismo, que una parte de los que no estaban lo bastante
bien preparados para pasar a los estudios de Bachiller en Ciencias Agrícolas recibió «
un certificado de Estudio
correspondiente en demostración de haber hecho un curso elemental y práctico durante un año
».
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Dados los excelentes resultados del Colegio de Agricultura, el secretario Espaillat expuso su visión al Presi-
dente de la República, en la
Memoria
del ramo que le dirigió en 1927: «
Desde la fundación de esta Escuela, he pen-
sado, que después de cinco años de funcionamiento, cuando hayamos podido retirar de ella el número de Bachilleres en Ciencias
Agrícolas que pueda necesitar el País para la divulgación de los principios científicos entre los agricultores, sea convertida en
un Instituto Politécnico donde reciban educandos, ya en mucho mayor número, una preparación que los capacite para el trabajo
consciente del campo y otras industrias que puedan surgir en el País
».
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Otras aportaciones
Ante todo, Ciferri fue un científico. Las aportaciones a la ciencia biológica que recogen resultados de Santo
Domingo posteriores a su estadía dan muestra de su talante de investigador y denotan la prosecución y continua
profundización de estudios iniciados en el País. Sus aportaciones, sin embargo, trascendieron el plano de la
ciencia biológica.
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Ejemplo de ellos fueron sus esporádicas incursiones en la biografía, las que respondían al
deseo de testimoniar su amistad y reconocimiento desde un espíritu crítico y a la vez generoso. Así, a la muerte
de Ekman y de González Fragoso escribió notas biográficas resaltando el valor de los aportes científicos de cada
uno a sus respectivos campos de la ciencia.
Traducción y crítica cartográficas
Fruto de su amistad con don Federico Henríquez y Carvajal es la traducción al español de la obra de Carlo Frati
El mapa más antiguo de la Isla de Santo Domingo (1516) y Pedro Mártir de Anglería
(traducido por R. Ciferri con proe-
mio de F. Henríquez y Carvajal. Edición al cuidado del Gobierno Dominicano, Leo S. Olschki, Firenze 1929).
Pero lo más importante y a la vez curioso es que Ciferri se tomó el cuidado de refutar los criterios, contrarios a la
tesis de Frati que ubicó el mapa en 1516, expuestos al año siguiente por el historiador capuchino fray Cipriano
de Utrera, quien expresó que el mapa incluido en la obra de Pedro Mártir de Anglería reproducido por Frati era
una copia de otro anterior que Utrera ubicaba en 1509, por lo que su original correspondía a esta última fecha.
En su comentario crítico Ciferri reseña ambas obras, la de Frati y la de Utrera; presenta al segundo como «
un
docto historiador español especializado en cuestiones históricas que se refieren a Santo Domingo
» y presenta sus argumentos
clave tanto como los puntos débiles. Cita entre estos los detalles contenidos en el mapa específico de la isla
incluido en la obra de Anglería y la proximidad de la fecha propuesta por el fraile capuchino de ejemplares
cartográficos que aún no los contienen: el mapamundi de Contarini-Rosselli (1506), la célebre carta de Wald-