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Capital italiano en la economía moderna dominicana

Co.

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Se apoderó de los activos y representación de la General Motors,

luego de que, para eliminarlo como competidor, acusara de conspirador

al empresario italiano Amadeo Barletta (1894-1975), lo que de inmedia-

to fue rechazado por los Gobierno de Italia y Estados Unidos.

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Barletta nació en San Nicola Arcella, en Calabria, y desde Puerto Rico

a donde emigró alrededor de 1912, se trasladó a Santo Domingo en 1920,

donde formó la empresa Santo Domingo Motors y obtuvo la representa-

ción de la General Motors para distribuir vehículos, equipos y repuestos.

Además incursionó en el negocio del cigarrillo asociado a una tabacalera

de Filadelfia, y se desempeño como Cónsul honorario de Italia.

Luego de pasar por la cárcel sale del País a mediados de 1935

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con su

familia y se instala en Cuba, donde recupera la representación de la Ford,

para regresar al País capitalizado después del magnicidio de Trujillo. Se

integró a la nueva burguesía comercial y empresarial,

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compitió con empresarios que habían acumulado capi-

tal y experiencia durante la dictadura de Trujillo, y otros que, no obstante la relación de negocio con el tirano,

no fueron tocados por los Gobiernos demócratas que sustituyeron la dictadura.

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Durante la tiranía de Trujillo

varios empresarios italianos hicieron inversiones reproductivas que contribuyeron con el avance de la econo-

mía. El ingeniero Guido D’Alessandro Lombardi, que llegó al país en 1922, estableció una fábrica de vidrio

en San Cristóbal. Luego de la desaparición del dictador y durante muchos años, en sociedad con el Estado

Dominicano, la fábrica fue rentable, formando parte de la Corporación Dominicana de Empresas Estatales

(

C

orde

) y administrada por Armando D’Alessandro.

No solo el capital, también el talento profesional, combinado con la tecnología italiana, estuvo presente en las

principales obras arquitectónicas y de desarrollo de República Dominicana. Con fuerte influencia europea,

el ingeniero Guido D’Alessandro Lombardi diseñó y elaboró los planos del Palacio Nacional, un edificio

de 18,000 metros cuadrados levantado en un terreno de 25,000 metros cuadrados ubicado en la colina «La

Generala» del sector Gazcue de Santo Domingo. Su costo, de 5 millones de pesos, fue pagado totalmente con

recursos del Presupuesto Público. La construcción se inició el 27 de febrero de 1944, coincidiendo con el Pri-

mer Centenario de República Dominicana, y fue entregada e inaugurada el 16 de agosto de 1947.

Las compañías italianas Impregilo, Cogefar, Recchi, construyeron la Presa de Higüey ubicada cerca del Pa-

raje Palo de Caja, Provincia de Peravia, a 60 kilómetros al suroeste de San Cristóbal y 80 kilómetros de Santo

Domingo. La obra fue inaugurada conjuntamente con la Presa Aguacate en 1992, con un costo de 500 mi-

llones de dólares, financiado totalmente con recursos del Presupuesto Público. Fue el primer aprovechamiento

del río Nizao en su parte alta. Las estadísticas acumuladas reportan que la energía eléctrica generada por sus

turbinas ha promediado anualmente 142.96 GWh desde 1992.

En suma, matizado por ciclos de caída y estancamiento, y con la fuerte presencia del capital y talento empresa-

rial de nacionales italianos, la economía dominicana creció a una tasa anual de 4.7% en los primeros cincuenta

años del siglo

xx

, el

P

ib

se duplicó cada quince años, aumentó a 5.2% entre 1951 y 2000, y se redujo a catorce

años y medio el tiempo requerido para duplicarse.

Capital y talento empresarial italiano en la democracia (1950-2000)

El análisis de las fuentes del crecimiento de la economía dominicana de 1950 a 2000 muestra que dependió del

aporte de los factores capital y trabajo: el 82.6% lo explicó el capital físico acumulado por inversiones oficiales

y de empresas privadas, el resto aportado por el factor trabajo.

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La importante participación del capital invertido por familias italianas

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aportó valor agregado (ya se contó la

historia de los caminos de hierro y los ferrocarriles) y fue fundamental no solo en el crecimiento de la industria

Principio de los años

50, Amadeo Barletta.

Cuba.