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Capital italiano en la economía moderna dominicana

generó más beneficios en favor de los dominicanos, lo que a su vez facilitó el aumento del flujo de capitales

externos que aceleró la producción nacional. Como consecuencia de la reducción del costo de transporte, au-

mentó la competitividad del azúcar, café, cacao, tabaco y otros renglones agrícolas exportados a través de los

cinco puertos: Santo Domingo y Azua en el Sur; Samaná y Puerto Plata en la Costa norte; y el de San Pedro

de Macorís en el Este.

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La inserción en el comercio mundial en el último cuarto del siglo

xix

, combinado con

políticas de incentivo a la inmigración, explican la evolución ascendente de las actividades económicas: el

P

ib

se multiplicó 383 veces entre 1844 y 2000, lo que supone una tasa acumulativa anual del 4.3%, y el

P

ib

real

por habitante aumentó un poco más de cinco veces, a una tasa anual de 1.5%, con ritmo desigual cuando se

periodiza, por ejemplo creció 1.0% entre 1844 y 1950, multiplicándose 1.7 veces el nivel inicial del producto.

En el 2000 el ingreso por habitante era 3.5 veces el de 1950.

En ciento cincuenta y seis años (1844-2000) de historia la población se multiplicó 66 veces (125,000 habitantes

en 1844; 150,000 habitantes en 1871; 383,312 habitantes en 1887; 458,000 habitantes en 1898;

40

890,000 habi-

tantes en 1920;

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1,500,000 habitantes en 1935; 3,000,000 habitantes en 1960 y 8,500,00 habitantes en 2000).

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Cultura italiana en la sociedad dominicana

El capital y talento de nacionales italianos ha estado presente en hechos que han definido diferentes etapas his-

tóricas del pueblo dominicano, comenzando con la llegada de Cristoforo Colombo o Cristóbal Colón y el

primer Obispo residente en Santo Domingo, Monseñor Alessandro Geraldini, iniciador de la construcción

de la Catedral Primada de América.

El italiano de Génova Juan Bautista Cambiaso fue de los fundadores de la Marina Dominicana, participó

en la guerra naval contra las tropas haitianas el 15 de abril del 1844. Apellidos como Bonelli, Bonetti, Billini,

Campillo, Imbert y otros estaban presentes en las campañas contra el ejército haitiano entre 1844 y 1856. Juan

Bautista Vicini Burgos fue Presidente Provisional de la República, asumió el poder el 21 de octubre 1922, y el

general José Oliva estuvo al frente del Cuerpo de Bomberos de San Pedro de Macorís de 1934 a 1961.

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Son

solo algunos de descendientes italianos presentes en hechos político y militar del pueblo dominicano.

Familias de inmigrantes introdujeron parte de la cultura italiana en la sociedad dominicana, cito solo como

ejemplo el pesebre navideño, la Vieja Belén,

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espagueti, pizza, macarrones, canelones, pescados y mariscos.

Con la impronta napolitana ofertas en pizzerías, como la Sorrento, el restaurante Vesuvio y la cadena Pizza-

relli, Pala Pizza, Calzone.

Apellidos italianos destacados en negocios variados son Oreste Menicucci, Nicolás Alterio Gerasuoli, José

Oliva Currari, Pascual Prota, Pietro Bolonotto Lanteri, Carlos Marranzini Di Piano, entre otros.

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De mane-

ra específica en Santiago de los Caballeros, se registraron apellidos italianos que introdujeron la cultura italiana

durante las primeras décadas del siglo

xx

, en su mayoría oriundo de Santa Domenica Talao en la Calabria,

región que constituye la punta de la península itálica.

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De cincuenta y nueve apellidos italianos registrados,

veintiséis provenían de ese pueblo, como Pezzoti, Pugliese, De Puglia, Russo, Longo, Campagna, Divan-

na, Schiffino, Cosentino, Anzelotti Cosentino, Cucurrullo Senise, Sabatino Oliva, Capobianco Caputo y,

desde el siglo

xix

,

apellidos como Demorizzi y Bonelli.

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Apellidos de la misma zona calabresa se encuentran

afincados en Santiago y sus alrededores, como las familias de Francisco Bloise Minervino, Silverio Campag-

na, Luis Ciliberti, Luis, Francisco y Mario Cino, Carlos Cozza, Salvador Ferzola, Angel y Blas Leogaldo,

Nicolás Leone Lagreca, Pascual Marino, Angel Oliva y su esposa Antonia Pignataro, Blas Russo, Enrique

Sassone Maimone, Nicolás Perrone, Francisco y Genaro Pezzoti, Bruno Figgliuzi, Carlos Grisolía Divanna,

el doctor Vicente Grisolía, entre otros.

Como la comunidad ítalodominicana probablemente la más numerosa en la Región del Caribe, se estima en

300,000, en adición a la colonia de italianos de 25,000 personas,

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no extraña que esté presente en casi todas las

actividades. La historia del cine en República Dominicana arranca el 27 de agosto de 1900, cuando la empresa