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La huella de Italia en el arte dominicano
cumbres del padre de la escultura dominicana
A
belardo
R
odríguez
U
rdaneta
, «Uno de tantos» (1903)
y «Caonabo»
(1915), que figuran en puntos estratégicos de la ciudad de Santo Domingo, fueron enviadas a
Italia por el historiador dominicano Pedro Troncoso Sánchez para realizar su vaciado en bronce. Troncoso
Sánchez fue durante el período 1949-1953 Embajador ante la Santa Sede, Embajador en Italia desde 1956 a
1958 y Ministro de Educación en 1952.
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A lo largo del siglo
xx
se fue creando una dinámica de intercambio cultural entre Italia y República Do-
minicana. La presencia de italianos en América, producto de factores económicos, sociales y políticos crece
en nuestro país a partir de la Primera Guerra Mundial (1914) y cobra una modalidad diferente y aumentada
después de la muerte del dictador Rafael Leónidas Trujillo en 1961.
7
Además de los dominicanos que viajaban a Europa, los contactos con el arte italiano se producían en otros paí-
ses del continente americano. Como ejemplo, el aprendizaje de connotados artistas dominicanos con maestros
italianos en Estados Unidos y Venezuela:
A
lejandro
B
onilla
(1820-1901), pintor y dibujante, en 1868
vivió en Caracas, donde estudió con un maestro italiano de quien aprendió la técnica del retrato;
E
lena
C
a
-
brera
(1942), pintora, dibujante e instaladora, recibió clases de pintura en New York con el profesor italiano
Louis De Donato; y
A
ntonio
G
uadalupe
(1941), pintor y dibujante, recibió clases en Estados Unidos
con el profesor italiano Prillo Grinilli.
Por otro lado, un buen número de pintores, escultores y fotógrafos formados en República Dominicana eran
descendientes de italianos y se destacaron a lo largo de la historia del arte nacional.
Desde fines del siglo
xx
puede medirse un incremento del intercambio cultural entre los dos países con la crea-
ción de la Casa de Italia en 1994. Ubicada en la Ciudad Colonial de Santo Domingo, allí se han ofrecido clases
de italiano, exposiciones de artes visuales, conferecias sobre temas de interés para ambos países y otras actividades
culturales. Igualmente, se han presentado muestras de arte dominicano en Italia y realizado publicaciones sobre
literatura dominicana, varias de ellas compiladas por el profesor
D
anilo
M
anera
de la Universidad de Milán
como
I cactus non temono il vento. Racconti da Santo Domingo
(Feltrinelli, Milán 2000) y
Onde, farfalla e aroma di café
(Edizioni Estemporanee, Roma 2005). En el 2005 el connotado fotógrafo dominicano
P
olibio
D
íaz
participó
en la Bienal de Venezia. En junio del 2006 se celebró en la ciudad italiana de Fuggi una Semana de la Cultura
Dominicana donde se presentaron películas, obras de teatro, charlas y exposiciones artesanales con el objetivo
de difundir el arte, la cultura y la historia dominicanas; en noviembre del mismo año se realizó la Semana de
la Cultura Italiana en Santo Domingo. Estas actividades estuvieron patrocinadas por los Alcaldes de ambas
ciudades y por las Oficinas de Turismo correspondientes. En el 2007 los artistas
A
ttilio
A
leotti
(italiano)
y
Á
ngela
H
ernández
(dominicana) inauguraron una exposición fotográfica titulada «De lo Nimio [Poéti-
ca]» que se exhibió en Casa de Italia de Santo Domingo y también en el 2008 en el Palacio Ducale en Pavullo
nel Frignano (Módena, Emilia-Romaña). En el 2011 el Ministerio de Cultura de República Dominicana
puso a circular la antología bilingüe, español e italiano, de poesía dominicana
Cantos del aire. Antología de poesía
dominicana contemporánea
(Edizioni SE, Milán 2011). Esta antología se publico con la edición y traducción del
escritor italiano
E
manuele
B
ettini
8
y cuenta con la participación de veintidós poetas dominicanos. En el 2017,
la Universidad Autónoma de Santo Domingo (
U
asd
), le otorgó el título de Profesor Honorario al critico e
investigador literario
G
iovanni
D
i
P
ietro
, por sus aportes al análisis de la literatura dominicana. Di Pietro,
italiano de segunda generación nacido en Cánada, vivió y enseñó en Santo Domingo.
Volviendo a las artes visuales, trabajos a destacar resultan las estatuas realizadas en mármol de los Padres de la
Patria, Duarte, Sánchez y Mella, hechas por el italiano
N
icola
A
rrighini
(1905-1977),
en 1976 y ubicadas
en el interior del mausoleo del Altar de la Patria. Asimismo, la monumental puerta de entrada de la Basílica
Nuestra Señora de la Altagracia en Higüey, realizada en 1988 en bronce con un baño protector de oro de 24
quilates por
T
ommaso
G
ismondi
(1906-2003), escultor italiano de imágenes sacras.
A continuación referiremos los nexos de los artistas visuales dominicanos con Italia partiendo de dos vertientes:
lazos familiares, que incluirá a italianos que se quedaron a vivir en República Dominicana y a aquellos que