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El ingeniero Guido D’Alessandro y la construcción del Palacio Nacional
definitivamente del país. Mientras trabajó en Montecristi se enamoró de la que sería su esposa y el 26 de abril
de 1930, en ceremonia apadrinada por los generales Desiderio Arias y Rafael Leónidas Trujillo Molina y el
Presidente de la República, licenciado Rafael Estrella Ureña, se casó con la joven Carmen Tavárez Mayer
con la que procreó siete vástagos, seis de los cuales fueron varones. En Madrid, el año anterior (1929) se habían
dado a conocer los resultados de la primera etapa del concurso mundial del Faro a Colón.
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Empezaban a proliferar las publicaciones sobre arquitectura internacional y mientras en Londres se creaba la
prestigiosa revista «TheArchitectural Design» y en París creaban la también prestigiosa revista «L’Architecture
d’Aujourd’hui», en New York fundaban el Museo de Arte Moderno, MoMA.
En República Dominicana el ingeniero D’Alessandro debió adoptar la nacionalidad dominicana para poder
ejercer en territorio nacional y fue designado encargado de riego de la Zona Norte (1930-1932) teniendo como
sede urbana a Santiago de los Treinta Caballeros. En el año del matrimonio del ingenieroGuidoD’Alessandro
con la señora Carmen Tavárez, apenas había llegado al país uno de los primeros dos arquitectos dominicanos
diplomados como tales; Juan Bautista del Toro Andújar (1892-1953),
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graduado en la Escuela Especial
Politécnica de París, Francia. El otro arquitecto, Guillermo González Sánchez (1900-1970) graduado en
Yale, Estados Unidos, todavía tardaría en regresar seis años (1936). Mientras tanto, en 1931, en la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas se conocían los resultados del concurso internacional sobre el Palacio de los
Soviets en Moscú y en Brasil se declaraba ganador de la segunda etapa del concurso mundial del Faro a Colón
al inglés Joseph Lea Gleave.
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En Italia se efectuaba la segunda exposición de Arquitectura Racional (Roma) mientras en Estados Unidos
inauguraban el Rockefeller Center (Hood-Fouilhoux; Reinhard & Hofmeister; Corbett, Harrison &
MacMurray) y el Empire State (Shreve, Lamb & Harmon), ambos en New York, y en Alemania, en Berlín,
inauguraban el Columbushaus (Mendelsohn).
En República Dominicana, el ingeniero D’Alessandro trabajaba lejos de la ciudad capital. Es en 1933 cuando
se le asignan tareas oficiales relacionadas con el régimen de entonces. Se le comisiona para crear el Cuerpo de
Ingeniería del Ejército Nacional y en esas funciones construye diversas fortalezas, principalmente en la zona
fronteriza. Para esos fines fue designado Mayor del Ejército Nacional, cargo que ocupó hasta 1938.
Ese mismo año, inauguraron el Golden Gate Brigde sobre la bahía de San Francisco de California, en los
Estados Unidos.
En el ínterin de los años dedicados por el ingeniero D’Alessandro al ejército dominicano la arquitectura del
mundo occidental conoció uno de esos hitos imperecederos: la casa de la cascada (Kaufmann House), en
Bear Run, Pennsylvania (1936), obra de Frank Lloyd Wright. Ese mismo año regresa al país el arquitecto
Guillermo González Sánchez.
Un plano urbanístico titulado «Urbanización de Ciudad Trujillo», fechado en 1937 por sus autores G.
D’Alessandro y J. A. Caro Álvarez, ubica una propuesta para «el capitolio» sobre el eje de la actual avenida
Máximo Gómez, hacia la zona oeste, donde en los años setenta se levantó el conjunto monumental de la Plaza
de la Cultura Juan Pablo Duarte.
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Toda la zona indicada, buscando el eje hacia el mar, según la referida planimetría, debía ser ocupada por
edificios institucionales que dieran la jerarquización adecuada al ambiente, flanqueando los laterales de la
vía que se interrumpía para dar paso a «el capitolio». Pero hacia el este, visto el mismo plano, el sitio de «La
Generala»
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seguía reservado, quizás premonitoriamente, en ese plano del 1937 para que siguiera siendo la
«Mansión Presidencial». Primero porque allí había estado hasta ese entonces y, segundo, porque parece ser que
seguían los planes de reconstruir en el lugar un gran «Palacio de Gobierno».
El doctorAlcidesGarcíaLluberes, cuyo apellido también se asocia tradicionalmente al lugar, en investigaciones
particulares desarrolladas y publicadas en medios de divulgación de masas locales, refiere que el sitio de «La
Generala» se denominaba así porque allí había una hacienda que pertenecía al brigadier Juan Sánchez Ramírez
y que a su esposa, Josefa Delmonte y Pichardo, la llamaban, por añadidura (y lisonjerías muy propias de la