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Periodistas italianos o de origen italiano
Comunista y en «Vetas», la revista literaria de la
disidencia. En el año 2008 comenzó a escribir en la
página cultural de «El Caribe». Pero donde encon-
tró oxigeno fue en «Clave», digital e impresa, y en
su sucesora «Acento», su cuasi casa literaria. Su co-
lumna «Botella en el Mar» es espacio frecuente. Po-
see además el blog «Taller de Letras» donde publica
sus trabajos y recibe las recensiones y criticas de sus
obras. Su producción literaria incluye historia, poe-
sía, narrativa, pero
Cuentos negros revertidos
(2004) ha
venido a representar todo su humor, sátira y crítica
contra todo lo que suene a poder: autoritarismo del
Estado, corrupción, racismo, jerarquía eclesiástica y
privilegios de los grupos dirigentes. «
Si alguien le pre-
guntara
», sostiene, «
por su mayor título de orgullo, diría que
fue escritor, que fue maestro, que alguna vez fue soldado del coronel Caamaño
».
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M
arcio
E
nrique
V
eloz
M
aggiolo
. Los ascendientes y descendientes y parientes, según el más completo
genealogista de Marcio Enrique Veloz Maggiolo, transitan un amplio espectro de la historia dominicana, pero
ahora nos interesan sus ascendientes directos de origen italiano. Marcio Enrique es bisnieto de Bartolomeo
Maggiolo Pellerano, nacido en Génova en 1825, quien llegó al país junto a su tío materno Giovanni Battista
Pellerano Costa, tronco de la familia Pellerano. Bartolomeo tuvo un hijo con Carmen Ravelo llamado Ma-
nuel Américo Maggiolo Ravelo quien a su vez casó el 5 de abril de 1888 con María Rafael Hipólita Núñez
Cabral, una señora de San Cristóbal. Hija de esta pareja fue Mercedes Rosa Maggiolo Núñez, esposa de
Francisco Javier Veloz Molina, los padres de Marcio Enrique Veloz Maggiolo, nacido en Santo Domingo el
13 de agosto de 1936.
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Marcio es quizá el más facundo, versátil y laureado de los hombres de letras dominicanos. Ha cultivado y
producido obras de antropología, historia, teatro, poesía, novela, cuento y ensayo. Y periodismo. Escribe en
periódicos, pero es más bien ensayista. Como periodista, ha hecho una carrera completa. Se inició como co-
rrector de pruebas y luego de estilo, y salió a ser reportero de calle hasta llegar a ser editor cultural del periódico
«El Caribe». Ha laborado en los suplementos literarios «Isla Abierta» del periódico «Hoy», «Coloquio» de
«El Siglo» y de la revista «Ahora».
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Su primera producción son dos novelas de inspiración bíblica,
El buen ladrón
(1960) y
Judas
(1962) que le die-
ron su primer Premio Nacional de Literatura en 1962. Ha ganado otros premios nacionales: el de novela en
1962, 1981 y 1999, el de cuento en 1981 y el de poesía en 1961.
En opinión de los críticos su mejor obra de antropología es
Arqueología prehistórica de Santo Domingo
. Pero
cuando se desprende de esas antigüedades, la historia cuasi contemporánea viene a conformar la sementera de
sus obras, saga que comprende el barrio de Villa Francisca, la dictadura de Trujillo y la Revolución de 1965.
Estas son sus obras:
La vida no tiene nombre
(1965),
De abril en adelante
(1975),
Materia prima
(1988),
Ritos de cabaret
(1991),
Trujillo, Villa Francisca y otros fantasmas
(1996),
El jefe iba descalzo
(1999),
Memoria tremens
(2009). El
barrio es un «valor local» de su narrativa. Le confesó a Luis Martin Gómez que «
es el fenómeno de lo que yo llamo
barrialidad
».
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En sus años, Marcio tiene vigencia y es consultado y muy comentado en la prensa y las academias. Él se repien-
sa y enriquece. Recientemente considera: «
Yo soy un narrador de memoria mía y ajena que a veces se entrelazan para
conformar otra
». Y aun mas, se proyecta y opina sobre el barrio grande, la América Latina. Sentencia que «
la
característica de América Latina es que está buscando todavía una identidad unitaria que no va a encontrar porque las identidades
existentes son varias; y están impactadas por los efectos de la globalización y la transnacionalización
». Pero,
«
nosotros bus-
Santa Margherita
Ligure, de donde
proviene la familia
Pellerano.