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Presencia italiana en Santo Domingo 1492-1900
Presencia italiana
en Santo Domingo 1492-1900
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Ex profesor de Historia latinoamericana en la Columbia University y ex director de investigación del Instituto
de Estudios Dominicanos del City College en la City University of New York
Q
ue el contacto inicial entre europeos y nativos americanos fue obra de un navegante genovés es
historia ampliamente conocida, pues fue el ligur Cristóbal Colón el emprendedor decisivo de la
aventura de intentar llegar a Asia a través del Océano Atlántico. Colón no logró su cometido
porque su modelo geográfico arrastraba el error del cartógrafo florentino, Paolo dal Pozzo Toscanelli, cuya
carta de navegación atlántica mostraba equivocadamente que la distancia entre Japón (el Cipango) y las Islas
Canarias era de unas 3.000 millas náuticas cuando en realidad son más de 10.000. En medio de ese amplio
espacio planetario se interpuso en su camino un inesperado continente y Colón murió sin haber llegado a Asia,
a pesar de haberlo intentado cuatro veces en sendos viajes de exploración.
Para financiar los costos del primer viaje la reina Isabel de Castilla aportó un millón más ciento cuarenta mil
maravedíes, algo más de la mitad de los fondos requeridos, a cuenta de los beneficios prometidos por Colón
quien, por su parte, invirtió medio millón de maravedíes, suma esta que obtuvo en préstamo de Juanoto (Gian-
notto) Berardi, importante empresario florentino establecido en Sevilla desde 1485.
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Berardi era miembro de
una pujante comunidad florentina residente en Sevilla que negociaba esclavos africanos, sedas y otros tejidos,
maderas, orchilla y especias, y que prestaban dinero tanto a otros comerciantes como a reyes y nobles. Se con-
El gran salón de
reuniones, espacio
principal del segundo
piso de Casa Vicini,
lugar en el cual
durante décadas se
concertaron los
negocios de la firma.
Santo Domingo.
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Retrato al óleo de Juan
Bautista Vicini Cánepa,
en el gran salón de
reuniones de Casa
Vicini.