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Marcio Veloz Maggiolo
La bibliografía de Veloz Maggiolo es tan variada como extensa. Ha publicado los libros de poesía
El sol y las
cosas
(1957),
Intus
(1962, Premio Nacional de Poesía),
La palabra reunida
(1981),
Apearse de la máscara
(1986); y
el volumen que contiene todos sus versos:
La sonora armonía –poesía reunida –
(2016). Ha escrito libros para niños
y adolescentes:
De dónde vino la gente
(1978),
El jefe iba descalzo
(1993),
La verdadera historia de Aladino
(2007),
Las
bodas de Caperucita
(2008),
Ladridos de luna llena
(2008) y
La iguanita azul
(2012). Es autor de los cuentos contenidos
en
El prófugo
(1962),
Creonte: seis relatos
(1963, con una pieza dramática en un acto),
La fértil agonía del amor
(1982, Premio Nacional de Cuento),
Cuentos, recuentos y casi cuentos
(1986) y
Palabras de ida y vuelta
(2006),
además del relato
La dictadura y su magia
(2009) y la antología
Cuentos para otros milenios
(2000). Marcio es también
un novelista muy fructífero, con los siguientes títulos:
El buen ladrón
(1960),
Judas
(1962, Premio Nacional de
Novela),
La vida no tiene nombre
(1965),
Los ángeles de hueso
(1967),
De abril en adelante
(1975),
La biografía difusa de
Sombra Castañeda
(1981, Premio Nacional de Novela),
Florbella
(1986),
Materia prima
(1988, Premio Nacional
de Novela),
Ritos de cabaret
(1991, Premio Nacional de Novela),
Uña y carne. Memoria de la virilidad
(1999),
El
hombre del acordeón
(2003),
La mosca soldado
(2004),
Memoria tremens
(2009),
Confesiones de un guionista
(2009),
Los
dueños de la memoria
(2014);
El sueño de Juliansón
(2014) y
La Navidad: memorias de un naufragio
(2016). Además de
los galardones ya mencionados, obtuvo en 1994 el Caonabo de Oro y en 1996 el Premio Nacional de Literatura,
por el conjunto de su obra, que está parcialmente traducida al italiano, inglés, francés y alemán.
Entre sus ensayos científicos, críticos, de divulgación y de memorias destacan:
Cultura, teatro y relatos en Santo
Domingo
(1969),
Arqueología prehistórica de Santo Domingo
(1972),
Medio ambiente y adaptación humana en la prehisto-
ria de Santo Domingo
(2 vols., 1975-1976),
Sobre cultura dominicana y otras culturas
(1977),
Arte indígena y economía
en Santo Domingo
(1977),
Las sociedades arcaicas de Santo Domingo
(1980),
Sobre cultura y política cultural en la Repú-
blica Dominicana
(1980)
, La arqueología de la vida cotidiana
(1981),
Panorama histórico del Caribe precolombino
(1990),
La isla de Santo Domingo antes de Colón
(1993),
Archeologia della scoperta colombiana
(Roma, 1994),
Trujillo, Villa
Francisca y otros fantasmas
(1996, Premio Feria Nacional del Libro 1997),
Barril sin fondo: antropología para curiosos
(1996),
Historia, arte y cultura en las Antillas precolombinas
(1999),
La memoria fermentada: ensayos bioliterarios
(2000),
Antropología portátil
(2001),
Santo Domingo en la novela dominicana
(antología, 2002),
El bolero: visiones y perfiles de
una pasión dominicana
(2005; en colaboración),
Mestizaje, identidad y cultura
(2006),
Historia de la cultura dominicana:
momentos formativos
(2012) y
Memorias reversibles
(2012).
Es obviamente imposible dar cuenta exhaustivamente de una obra tan amplia y distinta, menos todavía en
estas pocas páginas. Elegiremos, por ende, una perspectiva concreta a través de unos pocos títulos de esta
inmensa bibliografía. Se trata, sin embargo, de un aspecto capital: la escritura de Marcio Veloz Maggiolo gira
alrededor de la memoria, en todas sus variantes, desde la historia hasta la fantasía, y se alimenta de las infinitas
formas y versiones que cada testigo o personaje o época, según su punto de vista, cree ciertas o reconoce como
inventadas. Hay que subrayar, además, que se mezclan la memoria individual, la colectiva, la apócrifa y la
vicaria (prestada o confiada por otros), se unen y confunden la memoria fijada por los historiadores y la que
transmite la cultura popular, la actitud disidente o la mentalidad mágica. Es una gran fermentación que sigue
complicándose con el paso del tiempo, una especie de ebriedad que hace que las historias sean ambiguas y
polifacéticas, ya que se construyen con fragmentos de esta infinita pluralidad.
Desde las primeras novelas cortas de Marcio Veloz Maggiolo actúa ya, de alguna forma, ese talante. En
El buen
ladrón
(1960)
la voz narrante es la de la vieja madre de Denás, impermeable al mensaje de Jesús, que abraza
el cadáver del hijo sin creer en la promesa del paraíso recibida durante la crucifixión. En
Judas
(1962), el
apóstol traidor siente que está haciendo un sacrificio por Jesús, es decir que está predestinado a jugar un papel
importante en el mecanismo de la salvación, y el beso en el Monte de los Olivos es una acción de gracias por
esta gran oportunidad. Pero pronto percibe que no hay resurrección sensacional con gloria divina, viéndose
forzado a aceptar su fracaso y la condición de «segundo mártir» del cristianismo. El relato se compone, además,
de dos cartas presentadas como auténticas, una de Judas al padre Simón y otra de su hermano Moabad. Así
se conoce la dramática vida anterior de Judas y su valentía como «
alma que protesta desde la eternidad
». Señalamos