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Las murallas de Santo Domingo y la documentación de los trabajos de los Antonelli
aquella por la cual se hacía necesario actualizar los sistemas defensivos todavía
de tipo medieval con las nuevas características que configuraban la defensa a la
moderna. En particular, se le pedía al ingeniero que obraba y experimentaba
sobre el campo de definir aquellos modelos compositivos de naturaleza
geométrica eficaces para hacer sostenible, también en términos económicos, ese
paso y modernización necesariamente rápidos que permitieran que las ciudades
y el puerto no estuvieran excesivamente expuestos y amenazados, y que los
ciudadanos no sintieran una sensación de peligro, pudiendo así sentirse libres de
desarrollar actividades comerciales y de invertir recursos y dinero.
Antonelli se vio así obligado amodificar y pensar de nuevo los sistemas defensivos
de los primeros asentamientos construidos a lo largo de las costas americanas,
desarrollando un aparato orgánico que contempla el diseño de nuevos complejos
o la reedición de fortalezas ya presentes, que vienen integradas de baterías,
bastiones y perímetros defensivos más eficaces. Sin embargo, si se excluyen
las imponentes fortalezas que probablemente constituyen la contribución más
apreciable de este esfuerzo de proyecto conducido por el ingeniero italiano, no
son muchos los restos de la obra de Antonelli en las Américas que nos permiten
definir completamente y con facilidades sus lenguajes o enfrentar estudios,
también de carácter geométrico, de donde deducir las teorías aplicadas a sus
modelos defensivos.
Es preciso especificar que la fundación de Santo Domingo encuentra su
caracterización en virtud de dos elementos: la presencia del río Ozama y la
conformación de las orillas, riberas y costas junto al río. El primer asentamiento
en la orilla oriental del río, cerca de la actual Capilla de Nuestra Señora del
Rosario, fundada a fines del siglo
xv
(1496-1498) fue seriamente dañado por
un huracán y prontamente reconstruido, en 1502, en la orilla occidental del río,
donde aún hoy se encuentra la CiudadColonial. A lo largo de todo el perímetro
del trazado urbano, el acantilado constituye una cortina defensiva natural que
no permite el acceso directo al río o al mar. Gracias a esta conformación y al
trazado de defensa natural, las murallas de la ciudad fueron concebidas desde el principio como un accesorio
para el natural sistema defensivo.
Las primeras murallas que caracterizaban el perímetro de la capital dominicana estaban probablemente
constituidas por una sucesión de estructuras mixtas con porciones en madera alternadas con elementos en
albañilería. Tal valla tenía todavía una conformación estructural que caracterizaba las obras defensivas
creadas para pequeñas áreas urbanas o en cualquier caso de relevancia secundaria, en estilo medieval tardío,
contemporáneo a la Fortaleza Ozama.
El perímetro defensivo de Santo Domingo construido inmediatamente después de la llegada de los españoles, fue
casi seguramente no actualizado y mejorado en los años sucesivos debido a la pérdida de intereses comerciales en
la isla, motivados por las grandes inversiones que se estaban accionando en las ciudades y territorio de la cercana
Cuba. Tales murallas, de manera similar a otros núcleos urbanos, eran probablemente no muy altas pero de
todos modos delgadas y con una cortina vertical. Estas dejaron espacio a nuevos muros bajos y gruesos pero
sobre todo dibujados según tipologías geométricas de manera que fueran capaces de resistir y desviar cañoneras
colocadas en barcos de guerras, para la defensa del mar, y de posibles ataques e incursiones que podían ocurrir,
aunque con mayor dificultad, por tierra. Estas nuevas instalaciones defensivas modificaron perennemente la
Imagen del Bastión del
Invencible durante la
actividad de
documentación
realizada mediante
tecnología láser
escáner.
Vista de la Torre del
Homenaje desde la
batería baja. En
particular, el espacio
enfrente de la batería
está hoy separado de
la ciudad y el río por
una cortina de muros
más reciente,
construida a principios
del siglo pasado para
aportar mayor
monumentalidad al
sistema militar de la
capital.