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Cristóbal Colón. Un hombre entre dos mundos
el Rey portugués, en abril el Almirante llegó por fin a Barcelona. Inmediatamente impresa y difundida por
toda Europa, a diferencia de su
Diario
que se quedó secreto en esa época, su
Carta
fue el primer documento
oficial sobre el «Descubrimiento», del que también hablaban muchos diplomáticos y hombres de negocio.
Siguieron importantes bulas papales, destinadas a validar lo que parece estar mejor definido en el Tratado de
Tordesillas de 1494, que Colón ayudó a desarrollar. La primera gran división del mundo nació del nuevo
pacto estipulado entre las Coronas de Castilla y Portugal, que fijó la «raya» a 370 leguas de Cabo Verde.
Durante el segundo viaje (1493-1495), que comenzó en Cádiz con 17 barcos y cerca de 1.200 tripulantes y
fue apoyado por unos genoveses, Colón encontró muchas islas de las Antillas y llegó a Puerto Rico y a las
Islas Vírgenes. Mientras se elaboraban las primeras descripciones del Nuevo Mundo y el Almirante, que
seguía con vana búsqueda del Catay (China), hacía jurar a sus hombres que Cuba no era una isla sino tierra
firme, comenzaron unos problemas anunciados por el descubrimiento de los cadáveres de los hombres de la
Navidad, seguidos de una serie continua y cada vez más violenta de contrastes entre los nativos y los españoles.
A partir de ese momento, comenzó la construcción de una serie de fortalezas y el mercado de esclavos creció.
El oro se encontró finalmente en la espléndida Vega Real y en el Cibao, pero, al mismo tiempo, hubo unas
complicaciones en la gestión de la primera ciudad fundada en la Española. De hecho, la Isabela fue abandonada
inmediatamente debido a la infeliz situación ambiental. Dos años más tarde, en 1496, Santo Domingo asumió
el papel de primer centro urbano de América y se convirtió en la piedra angular del naciente sistema.
De vuelta en España, donde comenzó a encontrar algunas dificultades, Colón, que recibía cada vez más apoyo
por parte de la red genovesa, hizo un acto fundamental para la construcción de su dinastía española, estableciendo
en febrero de 1498 un mayorazgo en favor de su hijo mayor Diego y definiendo así la sucesión y la herencia. En el
mayorazgo, («
...raíz e pie de mi linaje e memoria de los servicios que a Sus Altezas he hecho, que siendo yo nacido en Génoba les
bine a servir aquí en Castilla...y les descubrí al Poniente de tierra firme las Indias y las dicha islas sobredichas...
»), él no olvidó
Vista parcial de la Isla
Saona, la famosa
«Bella Saonese» de
Colón, toma su
nombre de la ciudad
de Savona, donde
nació el hombre de
negocios Miguel de
Cúneo (Michele da
Cuneo), un muy
querido amigo de
Cristóbal Colón quien
durante su segundo
viaje (1493-1496)
decidió donarle la isla.