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La familia Bonarelli

La familia Bonarelli. El sabor de Italia

en República Dominicana

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Directora del Departamento de Educación, coordinadora del Área de Historia y profesora en la Pontificia

Universidad Católica Madre y Maestra (

P

ucmm

)

L

ahistoriadeAnnibaleBonarelli Izzo (1922-2002), hijodeVincenzo

Bonarelli, italiano de nacimiento, oriundo de Nápoles, Campania,

se inscribe en el contexto de los hijos de la vida que, buscando un

mejor futuro, zarpan a la aventura hacia un mundo desconocido. Ya se había

casado con Immacolata Pascale Landi (1924-2014) y tenía cuatro hijos:

Vincenzo (Enzo), Giuseppe (Peppino), Maria y Gaetano. Rosario, la más

pequeña, nació, en Santo Domingo.

A pesar de ser un camarero exitoso de las casas reales de Nápoles, en 1949

Annibale decidió trabajar en un barco que hacía la ruta New York-Italia.

En uno de esos viajes decidió quedarse. Desde allí le comunicó a su esposa

que se quedaría un tiempo para ahorrar dinero y poder comprar una casa a la

familia. Estuvo unos cinco años en los Estados Unidos.

Viviendo el sueño americano, un día, un amigo, que comerciaba con tejidos en República Dominicana, le

habló entusiasmado de un País en el Caribe que necesitaba de buenos restaurantes. En 1953, aprovechando

que debía regularizar su estatus migratorio en los Estados Unidos, Annibale tomó un barco de la flota mercante

para venir al País. Al ver el paraíso caribeño, decidió quedarse. En 1954, mandó a buscar a su familia, para

traerlos «

al País más bello del mundo

».

Enamorado del mar que le recordaba a Nápoles, decidió montar su negocio. Volvió a New York a comprar

equipos: un horno de gas para hacer pizza y pan, tres estufas eléctricas y una máquina para hacer helados.

Luego alquiló una casa a «Babito» Sturla. Así nació el restaurante, pizzería y heladería el Vesuvio

1

, que fue

inaugurado en enero de 1954 y estaba ubicado en la avenida George Washington n. 145. En los inicios, el

restaurante contaba con 18 mesas y los clientes esperaban su turno sentados plácidamente en los bancos de la

avenida.

Un elemento importante es que el nuevo restaurante ofrecía productos fabricados por ellos mismos. Se hicieron

famosos entre los clientes: el

prosciutto

italiano, el

salame

italiano, la

mozzarella

, la

ricotta

y, sobre todo, las pastas

frescas, en especial la lasaña napolitana. Se especializó también en carnes, pescados y mariscos. Sus postres se

convirtieron en su sello, especialmente la especialidad de la casa:

cassata

y la

zuppa inglese

(bizcocho borracho).

No caben dudas de que el Vesuvio fue pionero en la oferta gastronómica de la comida italiana. La variedad de

pastas que estaban en su menú, así como otras formas de cocinar los productos conocidos en el mercado local,

abrió el horizonte del paladar a un sector importante de la sociedad dominicana. Uno de sus grandes aportes

fue la introducción de la pizza, un popular alimento italiano, que, con el paso del tiempo, forma parte de la

gastronomía dominicana.

Como una forma de ayudar a la familia ampliada, decidió mandar a buscar a su hermano Mario, que era chef

profesional; también a su primo Giulio, gran heladero, y a su cuñado Vincenzo, trabajador incansable que

podría ser útil para el negocio. La fórmula no resultó. No les interesó quedarse en el País. Se establecieron enNew

Inauguración del nuevo

Restaurante Vesuvio,

20 de octubre de

1959. De izquierda a

derecha: don Queco

Rainieri, Cónsul

Honorario de Italia en

la República

Dominicana, Pietro

Solari, Embajador de

Italia, doña Immacolata

Bonarelli, Arzobispo de

Santo Domingo,

Monseñor Octavio

Antonio Beras, don

Annibale Bonarelli.

Página anterior:

Doña Immacolata

Bonarelli y don

Annibale Bonarelli en el

Restaurante Vesuvio,

20 de octubre de

1959.