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El joven italiano que trazó el pueblo de Tenares
A
buelo
: Raffaele (1870), Elisa (1872), Luigi (1875), Maria (1878) y Vincenzo (1887). Cinco hermanos
en total.
N
ieto
: ¿Abuelo, en cuáles países vivió?
A
buelo
: Vivió en Italia, su país natal, hasta los 6 años. Su padre, siendo maestro constructor en un estado de
nieve, al no abrigarse cuando el fin de semana llegaba a su hogar, murió de pulmonía cuando don José tenía
2 años de vida. En 1895 llega a Brasil, donde a los 21 años se gradúa de ebanista (de Italia llegó a un segundo
curso de primaria). En 1906 se va a vivir a la Argentina, donde instala un taller de ebanistería, creando fama
por la calidad de sus trabajos y la responsabilidad en la entrega de los mismos. En este país le sucede algo in-
esperado; en 1910 se produce la primera huelga comunista a nivel mundial y como don José era de la Central
Única de Trabajadores de la Argentina se vio obligado a respaldarla. La huelga duró varios meses, su taller
quebró y él perdió todos sus ahorros, por lo que tuvo que venderlo. Luego de esto sale rumbo a nuestro país,
República Dominicana. Llega a Puerto Plata el 8 de enero de 1911 y de ahí pasa a La Vega. Luego se tras-
lada a Moca, donde pone un negocio ambulante de prendas. Recorre varios pueblos más, hasta llegar a Los
Ranchos (hoy Tenares).
N
ieto
: ¿Y qué le motiva a quedarse en Los Ranchos?
A
buelo
: En uno de sus recorridos por los diferentes parajes de esta sección visita a Gran Parada, donde cono-
ce a la primera profesora nativa del lugar, doña Emilia González Camilo, y se inicia un verdadero romance.
Llega para quedarse en Los Ranchos en el 1915.
N
ieto
: ¿Qué hace Don José en Los Ranchos?
A
buelo
: Compra un terreno en Arroyo Seco, donde construye su casa y un almacén para negocio. Sus
negocios eran una panadería, una farmacia, una carnicería y un almacén al por mayor y al detalle, donde el
campesino traía sus frutos, café, cacao y se llevaba lo que necesitara, en forma de trueque.
N
ieto
: ¿Cómo se da el hecho de que don José trazara las calles de Tenares (Los Ranchos, originalmente) tan
anchas y rectas como las de Buenos Aires, en Argentina, donde vivió?
A
buelo
: Es el mismo don Jose quien le pide al fundador que le permita hacerlo. Eso sucede en el mismo
año en que se establece aquí, en el 1915. Además de esto, dirigió la construcción de la calle Sánchez, desde
la Duarte hasta el puentecito de Arroyo Seco, construida al estilo de lomo de perro; por eso esa calle, que fue
arenada sin asfalto, duró mucho tiempo sin dañarse, hasta que Trujillo, en 1934, le pagó a Don José, la suma
de US$ 12.000,00 cantidad que éste gastó en la construcción de esa vía de comunicación.
N
ieto
: ¿Abuelo, qué conocimientos tenía él sobre planificación urbana y trazado de calles?
A
buelo
: Mi querido nieto, toda la descendencia de los Minervino fueron ingenieros y maestros constructores,
por lo que don José heredó esa condición.
N
ieto
: ¿Abuelo, como era don José como persona?
A
buelo
: Un hombre jovial, a quien le gustaba la lectura; conocía y leía los grandes clásicos. Era además un
gran bailarín. En lo cultural también hizo grandes aportes a este pueblo. Fue masón, condición que adquirió
en Brasil y Argentina, haciéndose pionero en Tenares y San Francisco de Macorís.
N
ieto
: ¿Cómo es que se dice que en el 1923 aquí había una fábrica de un refresco llamado La Minerva, que
era del tipo del 7 Up, o sea gaseosa con sabor a limón, y pertenecía a don José?
A
buelo
: Las botellas y los químicos eran traídos por el puerto de Sánchez, con patente de don José. La
botella del envase era del tipo de la Coca-Cola de 8 oz. El cierre consistía en una bolita que se introducía a la
botella y a medida que el líquido llenaba la misma, la gaseosa subía la bolita hasta sellar la boca. Para tomar el
refresco solo se debía empujar con un dedo la bolita hacia abajo, rompiendo la tensión de los gases.
N
ieto
: ¿Y cómo fue que don José llegó a ser vicecónsul de Italia en los Ranchos en 1917?
A
buelo
: Cuando don Pelegrín Castillo, el padre de Vinicio Castillo (Vincho), protestó por los abusos de
los yanquis durante la intervención norteamericana (1916-1924), le fabricaron un expediente falso, con testi-
gos comprados. Don José Minervino fue el único testigo que declaró a su favor, anulando así todo argumento